3.6. Conceptualización de la tutoría
Frente a los vertiginosos cambios de un mundo cada vez más globalizado, complejo e incierto, se exige de la educación en todos sus niveles y en particular de la educación superior, una transformación profunda de sus fines y prácticas educativas, lo que implica resignificar elementos clave como las concepciones de aprendizaje, conocimiento, enseñanza, formación, la relación pedagógica entre el docente y estudiante, la orientación del currículo, la evaluación de los aprendizajes, entre otros. Dar paso a procesos de innovación y gestión para asegurar que los miles de jóvenes que ingresan a nuestra institución reciban una formación de calidad acorde a los nuevos tiempos, no puede estar en duda ya que, como nunca antes en la historia de la humanidad, requieren contar con conocimientos, habilidades y actitudes que los habiliten para enfrentar estos desafíos de manera exitosa.
Para lograr este trascendental propósito educativo, es imperativo transitar del antiguo y aún dominante modelo educativo centrado en la enseñanza donde el docente es el depositario de saber y la autoridad incuestionable, hacia un modelo educativo que reconozca que el estudiante y su aprendizaje son el verdadero centro de la acción educativa.
La transición hacia el nuevo modelo educativo, significa para los docentes abrir la mente y el espíritu para comprender las nuevas circunstancias que rodean la vida de sus estudiantes y asumir actitudes proactivas para construir colectivamente una nueva cultura pedagógica construida con profundas bases humanísticas y científicas, y en el reconocimiento del derecho que tienen las personas al desarrollo de sus capacidades humanas, a la libertad de pensamiento y acción ciudadana, en ambientes democráticos y de respeto a la diversidad.
Este cambio de paradigma es, sin duda, un proceso gradual, complejo y desafiante, que exige tiempo, convicción y un esfuerzo sostenido de la comunidad universitaria y la sociedad. En la medida en que se comprenda mejor la naturaleza de estos cambios y sus implicaciones en la interacción docente – currículo – estudiante – sociedad, la educación superior será pertinente, equitativa y de calidad.
En este contexto, la tutoría se constituye en un componente estratégico de cambio al establecer la figura de docente-tutor como parte intrínseca del perfil del profesor universitario; esta identificación reconoce lo que desde hace mucho tiempo han señalado los mismos profesores: la orientación, guía y acompañamiento de un docente preocupado por el desarrollo personal y académico de sus estudiantes, es una práctica inherente a la buena docencia. En educación superior poco a poco se está reconociendo la importancia de la tutoría en la formación de los futuros profesionales, tan es así que esta actividad es uno de los indicadores institucionales de calidad de los programas educativos que son evaluados por los Comités Interinstitucionales para la Evaluación de la Educación Superior (CIEES) y demás organismos acreditadores del país.